Lo conocido puede cambiar. Los senderos que ya conoce uno de una, otra y otra pasada, pueden parecer diferentes, sorprenderme y llenar el zurrón de nuevas sensaciones.
 Una tarde ventosa, fría y a la que la luz va dando otros adornos, puede alimentar los sentidos. 

Los arroyos bajan llenos, rujientes y estrepitosos, con ese sonar espontaneo. El vendaval viene a rachas y me sarandea, hace que me encorbe. Los delgados pinos se mecen, crujen y lloran de miedo ante la posiblecaida. Algunos ya cayeron. Se agarran al terreno, otros se apoyan en su vecino mas cercano. Crujido de astillas, miro sobre mi cabeza por si  me quieren ver mas de cerca.

 La senda que los atraviesa puede ser una trampa o un camino a otro mundo. En él, la humedad de estas lluvias a colocado una alfombra verde y musgosa. Lo paso. Atrás ya silvan la balas que hacen caer a las tropas napoleónicas que resisten en la ladera. Firmes y delgados por este prusiano invierno, resisten los jovenes abetos.

Sorpresas de una tarde polar en el Sur. Nuevos senderos donde solo había campo a través, nuevas montaraces carreteras para mis alforjas. El boca a boca las hará pisar por mis amantes.

Vuelvo a estar en otro mundo. He pasado ya por varios en un par de horas. En el Oeste hacen lumbre, tal vez hará allí mas frio, pues se llevan todo el calor de la gran hoguera.

Salgo a campo abierto. Por la mano del hombre voy caminando, máquinas pasaron por aquí, lindes en los pulmones de mi ciudad.

Paso a otra dimensión. Me asombro. Otro tramo de sendero desconocido. Si tuviera con que...... . Brindaría.  Bajada de zetas entre la pinada, algarrobos y jara hasta el Camino del Agua. Doy fe visual del por qué de su nombre.

La noche temprana de estos meses se adueña de estas horas aún activas para nuestras vidas.

El monte suena diferente, se oye diferente y se ve poco, lo necesario para seguir la pista forestal de los Picapedreros.

 Desde el balcón por el que paseo veo las luces en las carreteras y me resigno a mi regresión. Salta la chispa y ruge la furgo, avanzo para incorporarme a la ciudad, pero en los alcones de la carreta llevo mas piedra de esta cantera que creía agotada. Mis pies daran cuenta de ellas en futuras incursiones dinámicas.

FELICES FIESTAS. MUCHA SALUD